martes, 19 de febrero de 2008

Capítulo 3 - Despertar


Y allí estaba yo... tratando de encontrarle sentido al nuevo día, los rayos de sol ya se asomaban en el horizonte, y las primeras personas que suelen estar en el parque a esa hora empezaban a aparecer. Siento que ha pasado tanto tiempo desde aquel incidente en casa, pero pareciera que ha pasado solo un día.

La extraño tanto, su carita, su suave olor y esa manera de despertarme de bruces pero con la dulzura y suavidad de una pluma.

Me levanto del banco del parque con la convicción de que hoy será un buen día. Trato enormemente de abrir mis ojos y camino, uno, dos, tres pasos pero en el cuarto me quedo inmóvil, la brisa fría del ambiente me deja helada, mas helada que de costumbre. De repente el viento trae consigo una hoja, golpea contra mis piernas y lo cojo con aquella importancia necesaria... es decir Nula!! Lo hago a un lado y sigo.

Al tratar de emprender mi camino nuevamente, y como un presentimiento mas de esos tontos que se le vienen a una a la cabeza, di vuelta con la mirada hacia el cesto de basura en donde había botado el fulano papel, miro con detenimiento el cesto y me dirigí hacia el... Que habría en ese pedazo papel que me cautivaba su insistencia en mantenerme fija a el?

Camine los mismos 4 pasos en dirección contraria y volví a mi banco en donde había pasado la noche... pero esta vez con el papel en mis manos y leí... y no pude creer lo que estaba en mis manos…

miércoles, 13 de febrero de 2008

Capítulo 2 - Escape



Hace tiempo que necesito escaparme. Necesito acomodar mi vida, un respiro. Debo poner las cosas en orden. Planifique mi viaje con mucho tiempo, con mucho cuidado. No queria despertar sospechas. Sé que cuando regrese nada será la misma.

Me voy al centro de América, necesito respirar caribe, calor y sobre todo...mujeres. Ya quiero averiguar quien es la dueña de esa maleta...

Necesito tomar la distancia que el mar me puede dar. Tengo que decidir el rumbo de mi nueva vida. He dicho basta de vivir por los otros, es hora de mi. No me importan lo que piensen ya los otros, que crean que soy un inconciente por renunciar a todo, asi no soy feliz, asi no quiero vivir. Ni mi padre ni mi hermano saben que me voy, pero dejé todo en orden, se enterarán dentro de dos días que viajé, pero no sabrán donde estaré hasta que yo quiera.

Ya estoy en el aeropuerto, llegué con tiempo. Tengo mi portátil conectada a la vida que dejo atrás...espero poder deshacerme de ambas. Aquí la mayoría de la gente está feliz, en Buenos Aires es verano, vienen a tomar aviones para partir de vacaciones, envidio esas caras de euforia y expectativa. Yo llevo encima recuerdos.

Ahora y antes de que anuncien mi vuelo, iré a comprar varios cartones de cigarrillos, no sé si encontraré los que me gustan en Costa Rica.

Nunca estuve allí.
Nadie sabe que me voy, nadie sabe que llegaré...

martes, 5 de febrero de 2008

Capítulo 1 - El viaje

Hace un largo tiempo ya que no me tocaba un viaje a centro América. Es más, si mal no recuerdo que sólo una vez estuve en Colombia y sólo deseaba llegar para recorrer ese país por dos motivos: probar el café colombiano es su máxima esencia y visitar el pueblo que le dio vida a las obras del “Gabo” García Márquez.

Por fin se me dio. Ayer, sin mayor tiempo que para preparar algunas cosas, me avisaron que debo partir a Costa Rica para ver una empresa que debo asesorar, pero que de los detalles me voy a enterar cuando llegue.

No me gusta eso. Con la información antes de viajar, puedo ganar tiempo en el avión y llegar con las cosas resultas o casi, de manera que me quede más tiempo para pasear y más horas para dormir después de salir. Porque es así. Puedo privarme de algún museo de poca monta o de nulo interés para mi (como el arte decorativo), pero no puedo permitirme, bajo ningún concepto, dejar de pasar por los mejores restaurantes y probar sus mejores vinos y/o tabacos.

Así, sin más, llegué a casa e hice el bolso. Preparé a la familia para ir a cenar afuera. Porque es una costumbre que desde mi primer viaje cenemos en algún restaurante antes de partir y la misma noche de mi regreso. Es una forma de agasajarnos.

Ahora voy rumbo al Aeropuerto Internacional de Ezeiza en un auto con chofer. Ya dejé atrás el centro porteño y en breve, autopista mediante, voy a estar embarcando con destino a Costa Rica, donde no me espera nadie. O quien sabe...